Hablar de sexo nunca ha sido algo sencillo para muchos. A pesar de que vivimos en una época más abierta, las conversaciones sobre nuestra intimidad a menudo nos resultan incómodas. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez qué pasa cuando, por alguna razón, el sexo ya no es lo que solía ser en tu vida? o ¿por qué nunca has logrado conectar con tu sexualidad?. Aquí es donde entra la terapia sexual.
¿Qué es la terapia sexual?
Bueno, la terapia sexual es, básicamente, una forma de asesoramiento que ayuda a las personas a enfrentar problemas relacionados con su vida sexual. ¿Qué tipo de problemas? Desde la falta de deseo, el desconocimiento de su propia sexualidad, la presencia de muchas creencias erróneas y mitos que llevan a sentir culpa, la desconexión sexual en la pareja, la dificultad para alcanzar el orgasmo, hasta situaciones más complejas como el dolor durante las relaciones sexuales o la disfunción eréctil, entre muchísimos más.
Pero, a diferencia de lo que podrías pensar, no se trata solo de hablar de posiciones o trucos mágicos. Ya quisiéramos ¿Verdad? Pero no, así no funciona. La terapia sexual se enfoca en explorar aspectos emocionales, psicológicos y, sí, también físicos que puedan estar interfiriendo en tu vida íntima.
¿Y cómo funciona?
El proceso suele ser bastante sencillo. Cuando asistes a terapia sexual, hablas sobre lo que te preocupa o lo que no está funcionando, bien porque ha ocurrido un cambio de un tiempo para acá o porque es un aspecto de tu vida con el que nunca has podido conectar. El terapeuta (una persona capacitada tanto en psicología como en sexología) te escucha sin juzgar, tratando de entender qué puede estar pasando, para poder compartirte su lectura de la situación y que puedan definir los objetivos del proceso (conjuntamente).
A partir de ahí, las sesiones estarán orientadas a alcanzar estos objetivos, por medio de comprensiones que surgen a lo largo de las sesiones. Tu terapeuta te orientara, dándote herramientas para que puedas mejorar tu vida sexual. Esto puede implicar ejercicios para hacer en casa (no te preocupes, nada extraño ni raro), estos ejercicios van desde cambios en la forma en la que te comunicas con tu pareja u prácticas de autoconocimiento que vas llevando a tu ritmo.
¿Quiénes pueden beneficiarse de la terapia sexual?
La respuesta corta: todos/as. Ya seas joven o mayor (de edad), en una relación o soltero/a, la terapia sexual puede ser de ayuda en distintas etapas de la vida. No hace falta tener un gran «problema» para buscar apoyo. A veces, pequeños ajustes o aclaraciones pueden marcar una gran diferencia. La educación sexual cambia vidas, y te puede ayudar a cambiar tu vida sexual si así lo decides.
Veamos algunos ejemplos de situaciones en las que la terapia sexual puede ser útil:
1. Problemas de deseo
Es normal que en una relación, el deseo sexual varíe con el tiempo. Puede que antes no pudieras quitarte las manos de encima, pero ahora te cuesta sentir esa chispa. Y esto es más común de lo que piensas. El estrés, la rutina, las preocupaciones diarias, poca intimidad emocional… todo influye.
Entonces, si sientes que tu deseo sexual ha disminuido, o que no coincide con el de tu pareja, no te preocupes. Es algo que se puede trabajar en terapia, ayudándote a entender las causas y buscar formas de reconectar.
2. Dificultad para alcanzar el orgasmo
Algunas personas pueden tardar más en llegar al orgasmo, y otras pueden no alcanzarlo nunca. Esto, por supuesto, genera frustración. Pero aquí va algo importante: el orgasmo no es un “premio” que se da al final, sino parte de una experiencia. Muchas veces, la presión por alcanzar el clímax termina bloqueándolo.
La terapia sexual te ayuda a relajarte, comprender cómo funciona tu cuerpo y, lo más importante, quitarle el peso a esa meta. Porque, al final del día, lo importante es disfrutar de la experiencia. También en ocasiones el origen de esta dificultad, y de muchas dificultades sexuales puede ser un trauma sexual, también se puede trabajar en terapia.
3. Disfunción eréctil o eyaculación precoz
Este es un tema que puede ser particularmente delicado para los hombres. La disfunción eréctil, es decir, la dificultad para mantener una erección, o la eyaculación precoz, son problemas más comunes de lo que crees. Y no, no solo le pasan a los mayores. El estrés, la ansiedad o incluso ciertos hábitos poco saludables pueden ser factores determinantes.
La buena noticia es que, una vez se ha descartado el origen orgánico (enfermedades) de estas dificultades con un médico sexólogo/urólogo, puedes dar el primer paso hacía el tratamiento de estas dificultades con la ayuda de la terapia sexual. No es cuestión de magia, sino de entender las causas y aprender a manejarlas de manera más saludable.
4. Otras Dificultades Sexuales
Otras dificultades sexuales que se abordan en la terapia sexual puede ser el vaginismo y/o dispareunia, es decir, cuando se enfrentan situaciones de imposibilidad de realizar la penetración o dolor durante las relaciones sexuales. Dificultades para sentir excitación y/o placer, rechazo al contacto sexual, falta de autoestima y seguridad personal en las relaciones afectivas, y la recuperación del placer en casos de abuso sexual.
También es importante destacar que a terapia pueden asistir personas con dificultades, pero también personas que quieren trabajar en su desarrollo personal, sexual y de pareja, por ejemplo algunas personas trabajan en la mejora de sus habilidades para la seducción, o el crecimiento erótico en pareja.
¿Cómo saber si necesitas terapia sexual?
Es común pensar que lo «normal» es algo que debe suceder automáticamente en nuestra vida íntima, y resulta que no. La realidad es que somos muy diversos y es importante acudir a espacios seguros que nos permitan hablar sobre nuestra intimidad sin juicios y que realmente nos ayuden a decidir qué queremos y como vamos afrontando los cambios tanto sexuales como emocionales que van atravesando nuestras relaciones.
Así que, si alguna vez te sientes incómodo/a, preocupado/a o simplemente notas que algo ha cambiado en tu vida sexual, busca ayuda. No esperes a que se pase por si solo, lo que hemos observado es que los problemas sexuales tienden a hacerse crónicos, cuando en realidad la solución es más fácil de lo que crees.
La terapia te ofrece un espacio seguro donde puedes hablar libremente y obtener una nueva perspectiva.
Mitos sobre la terapia sexual
A veces, cuando mencionamos la palabra «terapia sexual», algunas personas se imaginan cosas raras. Que si es algo para personas con problemas graves, o que es como ir a un médico que te va a recetar pastillas para todo. Pero, nada más lejos de la realidad.
Mito 1: Solo es para parejas con problemas grandes
Este es un error común. Aunque es verdad que muchas parejas buscan terapia cuando enfrentan problemas serios, también es útil para aquellos que solo quieren mejorar su comunicación o descubrir nuevas formas de conectar con su pareja. Es como hacer un «tune-up» a tu relación, antes de que las cosas se compliquen demasiado.
Mito 2: La terapia sexual es incómoda o invasiva
Otro temor común es que la terapia sexual sea demasiado personal o incómoda. Sin embargo, los terapeutas están capacitados para hacerte sentir cómodo./a No vas a tener que hacer nada que no quieras, y mucho menos «demostrar» cosas. La idea es que te sientas en un espacio seguro, donde puedes ser sincero/a y abierto/a. No está demás aclarar que tu terapeuta no va a establecer contactos sexuales contigo, vamos a utilizar técnicas terapéuticas desde la psicología y la sexología que te permitan a ti tener las herramientas para retomar las riendas de tu sexualidad, siempre desde un marco ético y de respeto.
Mito 3: Si necesitas terapia sexual, algo está muy mal
No. Pedir ayuda no significa que tu vida sexual esté arruinada. Ni estás rota o dañada como persona. Al contrario, necesitar ayuda es humano y la terapia sexual es una herramienta poderosa para mejorar tu bienestar en general. Si algo no está funcionando como antes, lo mejor es buscar una solución antes de que afecte otras áreas de tu vida. Pedir ayuda e iniciar un proceso terapéutico es el mejor acto de autocuidado.
¿Cómo empezar?
Si sientes que la terapia sexual podría ser útil para ti, el primer paso es simplemente hablar de ello. Puedes comenzar por tener una conversación sincera con tu pareja o, si te resulta más cómodo, busca a un terapeuta especializado.
Recuerda que no estás solo/a en todo esto. Los problemas en la vida sexual son comunes y, lo mejor de todo, ¡tienen solución! No tienes que resignarte a vivir con ellos. Con la ayuda adecuada, es posible disfrutar nuevamente de una vida sexual plena y satisfactoria.
Y recuerda: pedir ayuda es un signo de valentía, no de debilidad. ¡Tu bienestar sexual es importante! Contáctanos.
Puedes hacerlo a través de nuestro WhatsApp o llamándonos al +34 641 811 639, estaremos encantados de escucharte y ayudarte.
Referencias
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