La Falta de Deseo Sexual

Deseo sexual hipoactivo: causas, síntomas y opciones de abordaje terapéutico


El deseo sexual hipoactivo se refiere a una disminución o ausencia persistente del interés sexual que interfiere notablemente en la calidad de vida de la persona y en sus relaciones. No se trata sólo de periodos en los que el deseo baja por estrés o cansancio: esta falta de motivación sexual se presenta durante al menos seis meses y suele ir acompañada de malestar personal o conflictos con la pareja. De hecho, muchas personas experimentan una especie de “apagón”, donde los estímulos o insinuaciones sexuales dejan de llamar su atención, incluso si hay cariño y vínculo.

Este trastorno puede aparecer en hombres y mujeres de todas las edades, y casi nunca responde a una única causa. Factores psicológicos como la ansiedad, el estrés crónico o la baja autoestima pueden influir, así como causas médicas (alteraciones hormonales, enfermedades crónicas) o el efecto secundario de ciertos medicamentos. Además, los cambios en la relación de pareja o dificultades en la comunicación suelen actuar como disparadores o factores de mantenimiento. Comprender el deseo sexual hipoactivo implica ver la sexualidad como algo complejo, donde cuerpo, mente y vínculo se interrelacionan.

Síntomas comunes de la Falta de Deseo Sexual

Disminución fantasías sexuales

Poco o ningún deseo de iniciar/participar en actividades sexuales

Te genera angustia o afecta a la relación

Llevas así varios meses

Bajo placer durante el sexo (en mujeres)

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Preguntas frecuentes

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¿Cuáles son los síntomas principales del deseo sexual hipoactivo?

Los más frecuentes son la ausencia persistente de pensamientos sexuales, poca o nula iniciativa para el sexo, evasión de situaciones íntimas y disminución de la motivación sexual, lo que impacta en el bienestar emocional o la relación de pareja.

No. Mientras que el deseo sexual hipoactivo implica una falta de interés o motivación sexual, la aversión sexual incluye rechazo activo y hasta ansiedad o repulsión ante la idea de mantener relaciones sexuales.

Sí. Hay momentos de la vida en los que el deseo sexual puede disminuir (cambios hormonales, estrés, duelo, etc.), pero si la situación persiste y molesta, podría tratarse del trastorno.

Depende de la causa. Puede abordarse con psicoterapia, cambios en el estilo de vida, tratamiento médico o acompañamiento en pareja. La clave es una evaluación individualizada.

Claro que sí, siempre que se trabaje la comunicación y ambos miembros comprendan la situación, buscando juntos alternativas y apoyo profesional si es necesario.

El deseo sexual hipoactivo implica una falta de interés sexual persistente durante al menos seis meses y genera malestar o complicaciones en la vida diaria. Por el contrario, una baja temporal de libido suele estar relacionada con factores pasajeros y se resuelve sin intervención específica.
Las causas pueden ser psicológicas (estrés, depresión, ansiedad), médicas (hormonas, enfermedades crónicas), efectos secundarios de medicamentos o problemas de pareja y comunicación sexual. Casi siempre es una combinación de factores.

Sí. La terapia psicológica o sexológica es eficaz para tratar el deseo sexual hipoactivo, trabajando tanto factores individuales como de pareja y brindando estrategias para recuperar el interés sexual.

El deseo sexual hipoactivo puede afectar a cualquier persona, pero las causas, cómo se presenta y el impacto emocional pueden variar según el género. Por eso, el enfoque terapéutico suele adaptarse a cada caso.

El tratamiento puede incluir terapia psicológica, sexológica, intervenciones en pareja, ajustes de medicación o evaluación médica para descartar causas físicas. El plan se adapta a las necesidades de cada persona.

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