La sexualidad es una parte fundamental de nuestra vida, pero a menudo refleja mucho más que solo deseos y pulsiones. ¿Alguna vez te has preguntado si ciertos comportamientos en tu vida erótica podrían estar conectados con otras áreas, como la comida o el consumo de sustancias? Para profundizar en esto, conversamos con Marcela Castro, una psicóloga y sexóloga que, con más de una década de experiencia, nos ayuda a entender cómo los patrones compulsivos en la sexualidad pueden estar ligados a otros aspectos de la vida.
¿Qué son los patrones compulsivos y cómo se manifiestan en la sexualidad?
Cuando hablamos de patrones compulsivos, nos referimos a comportamientos repetitivos que una persona siente que no puede controlar, incluso cuando estos le traen consecuencias negativas. Pero, ¿Cómo se manifiestan este tipo de patrones en la sexualidad? Marcela nos lo explica con un ejemplo claro:
«Un consultante con quien llevo tiempo trabajando mostró patrones compulsivos no solo en su vida erótica, sino también con la comida y el tabaco.»
Las compulsiones pueden aparecer en distintas esferas de la vida, y la sexualidad no es una excepción. Desde la necesidad de mantener constantes encuentros sexuales hasta la búsqueda de conexiones efímeras, el erotismo puede convertirse en el lugar donde las personas vuelcan sus impulsos descontrolados. Al igual que muchas compulsiones, estas pueden ser una manera de gestionar (o descontrolar) otras áreas de la vida.
¿Por qué a menudo se repiten estos patrones en diferentes áreas de la vida?
¿Por qué, entonces, no se limitan estos patrones a un solo ámbito? Existe una interconexión entre distintos aspectos de la vida, y cuando exploramos los patrones compulsivos, observamos que tienden a replicarse en más de una área. Marcela lo explica de una manera muy visual:
«Estos patrones reflejan cómo el control puede desbordarse en distintas áreas, y cómo la impulsividad en la vida erótica es solo ‘la punta del iceberg’.»
Aquí, la búsqueda de gratificación inmediata juega un papel clave. Puede ser la satisfacción de una comida rápida, una copa de vino o un encuentro sexual fugaz. La necesidad de obtener esa recompensa instantánea puede esconder algo más profundo: emociones no resueltas, estrés o angustia. Por ejemplo, una persona cuya vida profesional le genera frustración podría buscar refugio en la comida o en relaciones sexuales sin compromiso, como una forma de escapismo.
¿Cómo se pueden identificar estos patrones en una relación?
Detectar estos patrones en una relación puede ser difícil, pero ciertamente es posible. Un comportamiento repetitivo o una reacción exagerada ante la intimidad o el compromiso a menudo son señales. Entonces, ¿cómo saber si estamos ante un patrón compulsivo? Marcela nos comparte una observación común en consulta:
«Lo que muchas veces observamos es una resistencia a construir relaciones profundas, mientras se buscan conexiones más superficiales como una forma de evitar el dolor emocional.»
Esto puede verse cuando alguien evita cultivar una relación emocionalmente cercana y opta por relaciones más superficiales, donde no hay riesgo de comprometerse realmente. Un ejemplo común son aquellas personas que recurren continuamente a aplicaciones de citas o cometen infidelidades. En estos casos, la búsqueda de satisfacción rápida y sin ataduras emocionales puede ser una manera de evitar lidiar con dolores emocionales más profundos.
¿Cómo impacta la compulsividad sexual en la autoestima?
El vínculo entre la compulsividad sexual y la autoestima es innegable. Las personas que caen en patrones sexuales compulsivos suelen enfrentarse a sentimientos de culpa o vergüenza que afectan su amor propio. ¿Por qué ocurre esto? Marcela lo describe de manera concisa:
«La sexualidad, cuando se vive de forma compulsiva, puede convertirse en un campo de batalla para la autoestima.»
El ciclo puede ser devastador: una sensación pasajera de placer seguida de vacío, que lleva a la autocrítica y, finalmente, a una erosión de la autoestima. En lugar de alimentar la autoestima, estos comportamientos la socavan. Lo que necesitamos es ver la sexualidad como una expresión de amor propio, y no como una forma de suplantarlo o escapar de nuestros problemas.
¿Qué pasos se pueden tomar para manejar estos patrones?
El primer paso, como siempre, es la consciencia. Identificar los patrones es crucial, pero ¿qué necesitamos hacer para manejarlos? Aquí es donde el apoyo profesional juega un papel importante. Terapias individuales o de pareja pueden ser herramientas poderosas para desacelerar estos comportamientos. Marcela lo aclara con un enfoque práctico:
«Es importante desarrollar herramientas de conciencia sobre el propio comportamiento: cuestionarse, reflexionar sobre los desencadenantes y crear un plan de acción.»
Esto puede significar aprender a identificar los momentos en los que somos más vulnerables a caer en estos patrones, y tomar medidas preventivas. Además, nutrir nuestras emociones a través de actividades que fomenten la conexión emocional puede ser increíblemente útil. Ejemplos de esto incluyen la práctica de la atención plena (mindfulness), el ejercicio regular o la mejora de la comunicación abierta en nuestras relaciones. Todo con el objetivo de fortalecer nuestra relación con nosotros mismos y con los demás.
¿Por qué es posible cambiar estos patrones?
Cambiar puede parecer una tarea difícil cuando hablamos de patrones compulsivos, pero es importante recordar que no estamos condenados a vivir con ellos para siempre. Hay caminos hacia el cambio que, con la ayuda adecuada y una dosis de autoconciencia, pueden transformar nuestra relación con la sexualidad y con otros aspectos de la vida. Marcela nos deja con un recordatorio esperanzador:
«El primer paso es reconocer que estos comportamientos no definen a la persona.»
El enfoque debe estar en estrategias que promuevan el amor propio y la aceptación. Con ellas, es posible romper el ciclo de compulsión y redirigir esa energía hacia una vida erótica más plena, sana y rica en significado. Cada paso cuenta en este proceso de transformación personal. Y si bien los patrones compulsivos pueden haber sido el motor de lucha durante un tiempo, también pueden convertirse en el punto de partida para un viaje hacia la autocomprensión y el bienestar.
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